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PUNTOS CLAVE
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La culebrilla o herpes zóster es un sarpullido doloroso causado por el mismo virus de la varicela. La culebrilla también se llama herpes zóster.
Esta enfermedad es más común en las personas mayores de 50 años.
El virus que causa la varicela y la culebrilla se llama varicela-zóster. Después de recuperarte de la varicela, el virus queda en tu cuerpo, aunque está inactivo. El virus se puede volver a activar y causar la culebrilla si el sistema inmunitario del cuerpo se debilita por factores como:
El riesgo de contraer la culebrilla puede ser mayor si has estado sometido a mucho estrés. A veces la culebrilla se produce sin una causa conocida.
No puedes sufrir la culebrilla a menos que hayas tenido varicela anteriormente y no puedes contagiarte de otra persona. Sin embargo, una persona con la culebrilla puede transmitir la varicela a una persona que nunca haya estado expuesta al virus de la varicela. El virus se puede transmitir por contacto con las ampollas, que contienen virus vivo en el fluido. Después de que las ampollas se sequen y formen costras, ya no serán contagiosas.
Los primeros síntomas pueden incluir:
De uno a 14 días después de empezar a sentir dolor, notarás un sarpullido de pequeñas ampollas sobre la piel enrojecida. Unos pocos días después de la aparición del sarpullido, las ampollas se tornarán amarillas y luego se secarán y formarán costras. Durante las 2 semanas siguientes las costras se irán cayendo y la piel seguirá cicatrizando durante los días o semanas siguientes.
Las ampollas en general aparecen en una misma trayectoria, extendiéndose desde la espalda o el costado hasta la parte media del vientre. Las ampollas casi siempre aparecen en un solo lado del cuerpo. El sarpullido también puede aparecer en un lado de tu cara o cuero cabelludo. El sarpullido doloroso puede estar cerca de tu oreja o el ojo. Cuando la culebrilla aparece en la cabeza o el cuero cabelludo, puede causar debilidad en un lado de la cara, haciendo que ese lado de la cara parezca caído.
Tu profesional médico te preguntará sobre tus síntomas y tu historia clínica y te hará un reconocimiento. El diagnóstico en general será obvio por los síntomas y el sarpullido. Si tu profesional médico desea confirmar el diagnóstico, es posible que te haga unos análisis de laboratorio para detectar si el virus está en el líquido de las ampollas.
Varios medicamentos pueden ayudar a tratar la culebrilla. Tu profesional médico puede darte:
En la mayoría de las personas, el dolor de la culebrilla desaparece en el primer o segundo mes después de que sanen las ampollas. Si te sale la culebrilla en la cabeza o el cuero cabelludo, el dolor puede tardar más en desaparecer. A veces el virus daña un nervio. Esto puede causar dolor, adormecimiento o cosquilleo por varios meses o años después que el sarpullido haya sanado y se denomina neuralgia posherpética. Cuanto mayor seas al sufrir de la culebrilla, más probabilidad tendrás de sufrir neuralgia posherpética. Tomar medicamentos antivirales cuanto antes tras el diagnóstico de culebrilla puede ayudar a evitar este problema.
La culebrilla que implica el ojo puede ser muy seria y puedes necesitar que te atienda un profesional médico de la vista, llamado un oftalmólogo, para recibir un tratamiento especial.
Estas son algunas cosas que puedes hacer para aliviar el dolor:
Descansa en la cama si tienes fiebre y otros síntomas de la enfermedad.
Pregúntale a tu profesional médico:
Asegúrate de saber cuándo debes regresar a revisión. Acude a todas las citas con los profesionales médicos o para los exámenes.
Si nunca has tenido la varicela, puedes ponerte 2 vacunas (infecciones) para prevenir la infección con el virus de la varicela. Los niños deben recibir las 2 vacunas de rutina de la serie infantil.
Puedes reducir la probabilidad de tener la culebrilla tratando de mantener tu estrés bajo control, manteniéndote físicamente activo y comiendo una variedad de alimentos saludables.
Si tienes la culebrilla, asegúrate de que todas las personas que no hayan tenido varicela o no se hayan vacunado contra ella no tengan contacto cercano contigo hasta que las ampollas estén completamente secas. Después de que las ampollas se sequen y formen costras, ya no serán contagiosas.